martes, 25 de noviembre de 2014

Características de los elementos técnicos de los orígenes del capitalismo



 Elementos técnicos de los 

orígenes del capitalismo         

           

Con relación al aspecto técnico la producción depende de tres requisitos o factores, la tierra, el trabajo y el capital, habiéndose agregado posteriormente el factor empresa.

Por capital puede entenderse el conjunto de bienes materiales empleados en la producción de otros bienes, y destacar que en todo sistema económico los distintos factores se combinan para producir bienes que satisfacen las necesidades de consumo individuales o la producción de nuevos bienes instrumentales (llamándose esta última, acumulación de capital o inversión)

Sin embargo bajo el capitalismo, la tierra y el trabajo se subordinan al capital, y los propietarios de éste asumen la función de dar empleo a los otros factores productivos, coordinarlos en los procesos técnicos, comercializar los bienes y embolsar los rendimientos pecuniarios de su venta.

Tienden a diferenciarse funciones económicas: al propietario del capital atañe la tarea propiamente empresarial de asumir el riesgo de los negocios, efectuando desembolsos en bienes y servicios para obtener producciones cuya venta y condiciones de venta (precio) quedarán sujetos a los avatares del mercado. 

Esto significa que el ingreso empresario (utilidad, lucro o ganancia) es incierto y depende del éxito de las combinaciones que realice. Los trabajadores por otra parte, son empleados por el capitalista para efectuar prestaciones de servicios personales, quedando en principio, excluidos de la participación en la propiedad de los medios productivos, la dirección del proceso de producción y del reparto del lucro o ganancia que finalmente resulte; su ingreso (el salario) no es incierto, a diferencia de la ganancia empresaria, y de antemano estipulado en un contrato de trabajo con el empleador.

Otro aspecto técnico es la formación del mercado, que se verifica en estrecha unión con el grado de perfeccionamiento que alcanza la división del trabajo, esto es, la especialización de los individuos o estamentos sociales en funciones económicas, que desemboca necesariamente en actos de intercambio de la respectiva producción de bienes o prestaciones de servicio.

El intercambio no es un resultado del capitalismo: bajo ciertas formas de organización económica, el intercambio de bienes y servicios se organizó sobre la base de la costumbre, o bien de las necesidades individuales, corporativas u otras. 

Lo específico del capitalismo es que lo único que regla el acto de cambio es el contrato libre para el pago en dinero de cierto precio que, a su vez es determinado por cierta interacción –no siempre libre y espontánea- de las fuerzas que operan en los mercados respectivos. A partir de ciertas épocas, este requisito asumió la forma de una monetarización de la economía, que incluía la aparición del pago del trabajo mediante dinero.

En otras oportunidades la economía de cambio se manifestó a través de la aparición de lugares físicos –las ferias, por ejemplo, que tenían un carácter transitorio- para facilitar el intercambio. Más tarde, con la desaparición del control corporativo o estatal sobre los mercados, se permitió el régimen de mercados libres, siendo esta una característica saliente del capitalismo moderno (señalada varias veces con el nombre de “libertad económica”)











              
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